Fué entonces cuando despertó, abrió lentamente los ojos y sintió como el miedo recorría todo su cuerpo, cómo la desesperación comenzaba a dominarla, sus manos comenzaban a moverse frenéticamente recorriendo las paredes y sus ojos mientras tanto buscaban algo de luz.

Lanzó un grito y sintió como el aire llenaba sus pulmones, como un renacer consciente, entre gritos y golper sintió como iba desgarrando la tela que cubría las paredes, aun no sabía lo que pasaba, comenzó a golpear cuando ya le faltaba el aire, como por instinto, o quizá por desesperación asestó un seco golpe a la pared, y le sorprendió la fuerza de sus manos y la fragilidad de aquella pared de madera, apenas a centímetros de su cuerpo, ahi estaba, encerrada sin luz y sin aire.

Pero quizá quebrar la pared de su encierro no fué buena idea pues un montón de tierra provenía de aquella pared, a pesar de que su instinto le hacía sentir que se hallaba acostada, ahora se daba cuenta y lloraba, como pudo, salió enterrandose, volviéndose una con aquella tierra, incorporandose y atravesando la sucia pared, esto tenía que ser un sueño, un mal sueño que debía de parar.

Al fín salió y su miedo se hizo realidad, ahí estaba la fria lápida con su nombre tallado, y ápenas recuperandose de la luz de la luna, echó una mirada alrededor y contempló el viejo cementerio.

El aire acariciaba su delicioso cuerpo, como si se regocijara con sus bellas formas y la luz de la luna se filtraba entre su transparente vestido, se le hubiera confundido con un Angel.

...Mi cerebro puede fallarte pero mi amor jamás lo hará... el viento le susurraba al oído

La blancura de su vestido y de su piel contrastaba con su negra cabellera, comenzó a recordar, a estirarse como si estuviera despertando de un largo sueño, trató de articular una palabra, pero un sonido lastímero salió de aquella garganta sin usar, tomó asiento sobre una lápida cercana, quería despertar, despertar y saber de una buena vez que todo había sido un sueño, un asqueroso sueño.

Así, entre la desesperación y la tristeza, se sentó a llorar... y a esperar...

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